Carlos Rivera se confiesa en el Ping Pong de Ritmo Romántica
Carlos Rivera es conocido por ser el intérprete de la balada 'Sólo tú' pero, ¿cuánto más hay detrás de este talentisísimo cantante mexicano? Todas nuestras dudas se aclararon cuando se enfrentó al Ping Pong de Ritmo Romántica.
Escucha las nuevas baladas y bachatas, las 24 horas AQUÍ
Defínete en una sola palabra.
Yo me defino en una palabra: soñador.
¿A qué edad fue tu primer beso y con quién?
Mi primer beso fue a los 3 o 4 años con mi novia de ese tiempo. Se llamaba Sara.
¿Tienes algún apodo?
Me lo pusieron cuando estaba en la academia, en un concurso en el que estuve, a los 18 años. Me decían "Huamas", porque soy de Huamantla y me la pasaba hablando de mi pueblo. Entonces, me decían "Huamantla" y luego lo redujeron a "Huamas".
¿A quién admiras?
En realidad, admiro a muchas personas, a todos aquellos que hicieron de sus fracasos un éxito, que no se quedaron allí. Eso les dio el valor para seguir adelante. Entonces, tengo muchos artistas que admiro por el trabajo y el camino que hicieron, y que me inspiran a actuar también de esa manera.
¿Cuál es tu cábala antes de subir al escenario?
Siempre me persigno, lo hago con el micrófono. Es como una cosa que hago siempre para saber que estoy protegido arriba en el escenario.
¿Algún momento vergonzoso?
Cuando hice mi primera actuación en el Auditorio Nacional en México. ¡Imagínense!, es el sueño de la vida de todos, tanto artistas mexicanos como de otros lados que vienen a México y quieren cantar ahí. Es para 10 mil personas, es el teatro más importante del mundo, así está catalogado. Yo salgo, canto mi primera canción, y en mi primera coreografía me siento en una silla, abro las piernas y se me rompe el pantalón. Entonces, bueno, Imagínense. Yo juraba que todo el mundo me había visto, que me habían tomado fotos y todo, pero curiosamente nadie se dio cuenta. Traía el saco del traje y me había cubierto justo la parte que se rompió. Igual, fue desesperante, yo no sabía qué hacer.
¿Alguna debilidad?
Tengo una debilidad por los ancianitos. Me apena muchísimo ver a un viejito o una viejita vulnerable. Si están en la calle, si están vendiendo algo, si están necesitando algo, me apena muchísimo, porque el amor más grande que tuve fue el de mi abuela. Entonces, veo reflejada esa necesidad de amor, de cariño. Además, ellos ya no pueden hacer muchas cosas. Al menos un niño, si algo le pasa, se va corriendo, pero un viejito no.
¿Una fortaleza?
Soy muy persistente y perseverante, incluso terco. Lo tomo como una fortaleza porque creo que es de donde, al final, tomo valor para aguantar lo que sea que haya que aguantar: todos los “no”, todas las puertas que te cierran en la cara. Si no fuera así, si no fuera persistente, si no fuera soñador y terco en algunos casos –cuando es necesario–, no estaría yo aquí y no habría cumplido muchos de esos sueños.
¿Si no fueras cantante, qué serías?
Cantante. Yo no me veo haciendo otra cosa. Tendría que volver a nacer para que haga otra cosa, porque no sé hacer otra cosa.
¿Qué extrañas de no ser famoso?
Que no se metan en mi vida, eso es lo único. Bueno, en realidad, la gente se mete en la vida de las personas. De hecho, por eso vino mi canción que se llama ‘Que lo nuestro se quede nuestro’. Seas famoso o no, seguro a todos les pasa porque, de repente, están enamorados y a la gente le encanta estar hablando de si ella es así, si no es así, si le gusta la pareja, si se van a casar, si van a tener hijos o no, que cuándo la boda... ¡Dejen en paz a la gente, no se metan en su vida!
¿Cuál es tu mayor temor?
Creo que le tengo miedo al miedo. No me gusta tener miedo, porque eso al final te debilita y te hace perder muchas oportunidades, muchas cosas importantes en tu vida. Entonces, me da miedo tener miedo; que cuando tenga muchas ganas de hacer algo, llegado el momento, ahí me gane el miedo. Ese es uno de mis más grandes temores, con los que además lucho todos los días.
¿Cuál es tu sueño?
Poder hacer lo que hago toda la vida.