El Padre Pablo nos nos lleva a pensar cuán difícil es manejar los miedos sabiendo que estos nos pueden impedir avanzar en nuestra realización personal.
Hola… La historia que te voy a contar, nos lleva a pensar cuán difícil es manejar los miedos sabiendo que estos nos pueden impedir avanzar en nuestra realización personal. Dos semillas estaban juntas en el suelo primaveral y fértil, la primera de ellas dijo: “Yo quiero crecer, quiero hundir mis raíces en la profundidad del suelo que me sostiene y hacer que mis brotes empujen y rompan la capa de tierra que me cubre…
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Quiero desplegar mis tiernos brotes como estandartes que anuncien la llegada de la primavera… Quiero sentir el calor del sol sobre mi rostro y la bendición del rocío de la mañana sobre mis pétalos”. Y así creció. La segunda semilla también habló y dijo: “Tengo miedo, si envío mis raíces a que se hundan en el suelo, no sé con qué puedo tropezar en la oscuridad… Si me abro paso a través del duro suelo, puedo dañar mis delicados brotes… Si dejo que mis capullos se abran, tal vez un caracol intente comérselos… Si abro mis flores, tal vez algún chiquillo me arranque del suelo, prefiero esperar a que llegue un momento más propicio”. Y así esperó. Llegó la primavera, una gallinita buscando y escarbando en el suelo encontró comida, una semilla que sin perder el tiempo se comió. Esta semilla era aquella que tenía miedo, la que no quería arriesgarse porque todo era negativo y ¿cómo terminó?, siendo comida por una gallinita.
Nunca es tarde para comenzar, sería bueno que revises tus miedos y muchos de ellos los comiences a sacar de tu vida, no te dejes atrapar por ellos, si esperas el momento propicio para triunfar, puede que nunca llegue porque los momentos propicios para triunfar los construye uno mismo.
Mirando hacia atrás y pensando en la cantidad de jóvenes que he conocido en las aulas de clase, sin llegar a un estudio científico pero sí en un análisis rápido no lejano de la verdad, puedo decirte que aquella persona que se conoce, conoce sus limitaciones y quiere triunfar en la vida, solamente tiene un camino, arriesgarse y crecer, porque quien no lo haga, probablemente termine devorado por la vida.
Despidiéndonos de este mes de mayo, mes de María y habiendo celebrado dos fechas con bellísimas advocaciones, la Virgen de Fátima y María Auxiliadora, a nuestra Madre del cielo le pedimos bendiciones y protección.
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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