El significado del Domingo de Ramos

Hola… Este domingo damos inicio al tiempo de Semana Santa. Hoy la Iglesia en su liturgia nos dice que Jesús entró triunfante en la ciudad de Jerusalén. La vida muchas veces tiene ese camino, así como Jesús entró triunfal en la ciudad de Jerusalén, a los pocos días salió de esa ciudad por una de las puertas que dan al Monte Calvario para ser crucificado.

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No es difícil encontrar en la vida de un ser humano momentos de gloria que son pasajeros, así como momentos de fracaso que también son pasajeros. Jesús saboreó el éxito de la entrada triunfal a Jerusalén y la misma ciudad que lo acogió como rey, también gritó: ¡CRUCIFÍCALO, CRUCIFÍCALO! No debería decir ciudad porque esta palabra implica algo abstracto, debería decir cómo hombres y mujeres pedían a Poncio Pilato que lo crucifique.

Alguien puede pensar “yo no estuve gritando”, pero es posible que estuvieras en el camino observando como si fuese una película y tú fueras un extra. Sólo unas mujeres sintieron compasión, sólo una mujer se animó a limpiarle el rostro, la Verónica, sólo un hombre le ayudó a cargar el madero de la cruz, el Cirineo. 

Vivir la Semana Santa es traspasar el tiempo para ser unos más  en la historia de la PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN de Jesús. Sólo cada uno de nosotros sabemos qué lugar ocuparemos y qué lugar estamos ocupando ahora. Ser uno más entre la multitud o ser un Cirineo, que ayude a Cristo a cargar con la cruz.

Sólo quien muere en la cruz con Cristo será capaz de resucitar con Él y la plenitud de la vida humana no termina en la muerte, sino en la resurrección y al igual que el apóstol Pablo podremos decir: “Ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí”. 

Si deseas, en estos días puedes ingresar a mi Facebook: PADRE PABLO y es posible que vivamos juntos esta Semana Santa al lado de Jesús y acompañados de nuestra Madre la Virgen del Consuelo.

Esta no es la Semana Santa del pasado año, que ya es historia, esta no es la Semana Santa del próximo año que es un misterio, esta es la Semana Santa PRESENTE y como tal, es un regalo que Dios nos da para purificarnos y redimirnos de nuestros pecados.

“Las cosas no se vuelven más fáciles, eres tú que te vuelves más fuerte”

Gracias por llegar hasta aquí.  Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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