Muchos aprovechan Semana Santa para tomarse un respiro y también preparar o consumir comidas a base de pescado. Conoce el motivo.
Del 24 al 30 de marzo, la comunidad católica se sumerge en la observancia de un periodo litúrgico profundamente significativo, dedicado a la reflexión sobre los misterios de la muerte, pasión, y resurrección de Jesucristo.
La Semana Santa es una época marcada por la devoción y la tradición, donde además de la oración, se practican rituales como el ayuno y la abstinencia, especialmente de carne roja. En su lugar, muchos fieles optan por el pescado seco, un alimento que cobra especial relevancia durante estos días santos, ofreciendo una alternativa alimenticia que se alinea con las prescripciones de la fe.
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De acuerdo con el Código de Derecho Canónico, existen normas específicas que guían las prácticas de abstinencia y ayuno durante este periodo sagrado. El canon 1251 destaca que todos los viernes, excepto aquellos que coincidan con una solemnidad, los católicos deben abstenerse de consumir carne o cualquier otro alimento que la Conferencia Episcopal haya determinado, siendo el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo días clave para la observancia de estas prácticas.
Esta regulación subraya la importancia de respetar el ayuno y la abstinencia como expresiones de fe y penitencia, con el pescado y los mariscos sirviendo como alternativas permitidas que enriquecen la tradición culinaria de la Semana Santa.
¿Por qué se come pescado en Semana Santa y cuál es el verdadero significado de esta tradición?
El pescado, en particular, ostenta un simbolismo cristiano de gran profundidad, vinculado a Jesucristo y a varios momentos clave de la Biblia, como la multiplicación de los panes y los peces.
Este símbolo es tan antiguo como el propio cristianismo, donde el acrónimo griego 'Ichthys' (pez) representa a Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador. Este simbolismo no solo refleja la importancia del pescado en la dieta durante la Semana Santa, sino que también lo carga de un significado cultural y espiritual que trasciende el acto de alimentarse, recordando a los fieles la providencia y los milagros de Jesús.
Por ello, la elección de este alimento no es meramente dietética, sino que está imbuida de un acto de reflexión y acercamiento espiritual a los sufrimientos de Cristo siendo el Viernes Santo el día en el que varias personas optan por no comer carne y sí pescado.
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