Hola… A la hora de escribir esta columna, lo hago desde la oficina que da a los patios del colegio Nuestra Señora del Consuelo. Este miércoles los niños, jóvenes y adolescentes han comenzado su tarea educativa del año 2023. Sé que hay muchos papás con los que cada domingo comparto esta columna y pensé en cuán oportuno sería leer con atención estas “cuatro líneas” que voy a transcribir: “Recién empezaron las clases y te quiero pedir un favor, siéntate con tus hijos unos minutos y explícales que no es motivo de burla ser muy alto, bajito, gordito, flaquito, cholito, negrito o blanquito, que no tiene nada de malo llevar las mismas zapatillas todos los días, o que su uniforme sea de dos años atrás, explícale que una mochila usada carga los mismos sueños que una con ruedas… enséñale por favor, que no excluya a nadie por ser diferente o no tener las mismas posibilidades que uno. Explícale que las burlas duelen y te marcan para toda la vida… y que a la escuela se va a APRENDER, NO A HERIR  a otras personas. Tú y yo valemos lo mismo. Enséñale valores a tu hijo, enséñale que las personas merecen respeto. La educación empieza en casa”.

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Quien escribe esto, puede decirte que durante los últimos 44 años de vida, la experiencia educativa me ha enseñado que por encima de aquellas diferencias tecnológicas que tenemos respecto a los años 80, 90 o 2000 se mantiene firme el sembrar valores desde el hogar, acompañados con el trabajo diario de la escuela.

Cada colegio tiene su identidad, su forma de educar desde los diversos sistemas educativos, unos creados en el Perú y otros aprendidos de experiencias de otras latitudes. Para nosotros los agustinos, desde nuestro maestro y guía, San Agustin, potenciamos la INTERIORIDAD, la TRASCENDENCIA y el saber vivir con el otro como mi hermano.

Para la interioridad podemos resumir en esta frase consuelo agustiniana: CONÓCETE, ACÉPTATE Y SUPÉRATE.

Aquí en el colegio, todos los días a las 12:00 del medio día rezamos el Ángelus a través de la tecnología, desde el lugar donde estoy ahora, nos comunicamos con todos los salones y por lo tanto con todos nuestros alumnos desde el primer día y pienso insistir todo el año. Tendremos muy claro que el respeto al otro es sagrado y tendremos una clara misión: Conocernos y respetarnos.

 “La escuela volverá a ser el segundo hogar, cuando la familia vuelva a ser la primera escuela”
 

Gracias por llegar hasta aquí.  Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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