Baladas y Reflexiones

El sabio filósofo y los tres deseos

2022-02-04 15:58:55
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El sabio filósofo y los tres deseos

Hola… De nuevo en el colegio de Nuestra Señora del Consuelo muy cerca de un entrañable amigo, el filósofo de La Encalada. Para los que no lo conocen, un día me lo encontré en una reconocida avenida muy cerca de donde vivo, La Encalada. En el cruce de esta avenida con Primavera, se encuentran enclavados el colegio y la parroquia Nuestra Señora del Consuelo.
Al estar tan cerca, esta semana vino a visitarme y como siempre me contó una historia: Había una vez un hombre que necesitaba de sabios consejos porque su vida no estaba caminando de la mejor manera. Escuchó hablar de un santo muy sabio y comprensivo que cumplía las necesidades de las personas. Un día, este hombre agobiado fue donde el sabio santo a pedirle consejo, pero éste le dijo: Sólo te voy a conceder 3 deseos y después de cumplidos, no quisiera volver a verte por aquí. Lleno de gozo, el hombre le dijo: ¿Puede ser el primero ahora? Sí claro, inmediatamente te lo concederé. Lo tengo muy claro, la mayor parte de mis problemas están en mi mujer que me hace la vida imposible, por lo tanto, te pediría como primer deseo que te la lleves. El sabio santo le dijo: Realizado, cuando llegues a tu casa vas a encontrar que tu mujer ha muerto. El hombre fue a su casa y se encontró a todo el pueblo en la puerta de su hogar, y le daban el pésame. Él sabía lo que había sucedido. Se sentó junto al féretro y empezó a escuchar a la gente que lo acompañaba hablando maravillas de esa mujer y que gracias a ella tenían un hogar estable, con hijos buenos, un futuro promisorio. El hombre quedó anonadado pensando, “yo, ni cuenta me había dado”. Recapacitó y regresó donde el sabio santo: Por favor, le vengo a pedir que vuelva a la vida a mi esposa. Él le contestó, fíjate que es el segundo deseo y te quedaría solo uno. La mujer regresó a la vida y pensando en el otro deseo dijo: Pediré inmortalidad, pero de qué me sirve la inmortalidad si no tengo salud, y de qué me sirve la salud, si no tengo dinero, y de qué me sirve el dinero si no tengo amigos. Pasaron años y el hombre no se decidía por el tercer deseo. Regresó donde el sabio santo y le dijo: Dígame usted lo que debo hacer. Él le respondió: Pide ser capaz de contentarte con lo que la vida te ofrece, sea lo que sea. 
“No ames con el corazón, porque el corazón se detiene. Ama con el alma, porque el alma es eterna”

Gracias por llegar hasta aquí.  Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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