Baladas y Reflexiones
¿Estás listo para jurar un amor eterno?
Hola… En una tribu iba a celebrarse un gran matrimonio. Ambos jóvenes pertenecían a dos familias importantes. Él era hijo de un gran guerrero y ella hija de la matrona que había ayudado a nacer a todos los niños de la tribu. Antes de casarse, fueron donde el sabio en busca de consejo.
Al guerrero le dijo: “Antes de casarte, debes hacer esto: Primero escala la montaña más alta. Busca allí al halcón más vigoroso, el que vuele más alto, el que parezca más fuerte, el que tenga el pico más afilado y me lo traes vivo”.
Cuando se acercó a la mujer, le dijo: “Intérnate en lo más profundo de la selva. Busca el águila que te parezca la mejor cazadora, la que vuele más alto, la que sea más fuerte, la de la mirada más limpia. Tienes que cazarla tú sola y traerla viva el día que la tengas”.
Ambos salieron a cumplir su tarea. Cuatro días después, el guerrero y la hija de la matrona se acercaron al sabio y le preguntaron: ¿Qué tenemos que hacer? ¿Nos las vamos a comer? ¿Tomaremos su sangre?
No, les dijo el sabio, vamos a atarlas entre sí por las patas y soltarlas para que vuelen. Al hacerlo pasó algo grave, el halcón y el águila tropezaban uno con el otro, intentaban volar, pero solo lograban revolcarse en el suelo y como se hacían daño, comenzaron a picotearse.
Los jóvenes presenciaron todo este espectáculo y el sabio les dijo: Para que ustedes dos sean felices, vuelen independientemente y jamás se aten el uno al otro.
Aquellos jóvenes entendieron la historia, se juraron amor eterno primero ante el sabio y después ante sus padres, comprometiéndose a ser ellos mismos, unidos por el amor y bendecidos por Dios.
Cada ser humano posee una riqueza invaluable y la vida en pareja es para sumar y multiplicar, nunca para restar y dividir. Entiendo que no es cuestión de teorías, pero es muy importante que tengamos claro que hay momentos en los cuales debemos tener muy presente, sobre todo en la vida de la pareja el sagrado valor de la libertad, que no resta un ápice de la solidaridad que hay en la pareja.
Hemos iniciado el tiempo de cuaresma, es un tiempo para encontrarnos con nosotros mismos, para encontrarnos con los hermanos, pero sobre todo para encontrarnos con Dios.
“Cuaresma: cuarenta días para crecer en el amor de Dios y del prójimo”
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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