Hola… Los recuerdos de la infancia adquieren un inusitado valor en la edad adulta, que es aquella por la cual estoy transitando. Hablando con personas que viven su vejez, me cuentan experiencias de cuando fueron niños que les revitalizan considerablemente. 
Hoy, domingo 8 de enero, la liturgia de la Iglesia nos transporta a la Epifanía del Señor. Sin embargo, para mí esta fecha guarda entrañables recuerdos, los cuales me revitalizan enormemente en el presente.
Epifanía significa “manifestación de Dios a la humanidad”. Vendría a ser la Navidad de los orientales, porque occidente ha celebrado su Navidad el 25 de diciembre. En esta fecha, Dios se manifiesta en Israel y a los judíos. La Epifanía de Dios se manifiesta en Israel, pero para el mundo entero se representa en los tres Reyes Magos, quienes hacían el compendio del mundo conocido en esa época: Europa, Asia y África. 
En mi niñez, la noche del 5 para el 6 de enero no era la noche en la que Dios se manifesta en la humanidad, sino que era la noche en la que los niños recibíamos de los tres Reyes Magos los regalos que nos correspondían según nuestro comportamiento.
En mi casa cenábamos temprano para poder acostarnos y al despertarnos a media noche, recibíamos los regalos que nos traían los Magos de Oriente. Los niños nos acostábamos con esa ilusión, la verdad era y es que nunca vimos a los Reyes Magos, pero al despertar la mañana del día 6, en las ventanas de nuestras habitaciones, tanto de mi hermana como en la mía, encontrábamos los regalos, gracias a Dios, a los Reyes Magos y creo… que algo tuvieron que ver mis papás.
Hoy a mi edad sigo creyendo en ellos, no los vi simplemente porque me quedé dormido, pero siempre me trajeron mis regalos, mayormente comida y por ahí algún juguete que mi madre guardaba durante el año para que no lo malogremos.
Era una noche de ilusión, de magia, una noche que calzaba perfectamente en la mente de un niño. Lo mejor de todo es que nunca me sentí engañado, hoy a mi edad sigo creyendo en los Reyes Magos, porque en alguna parte de mi corazón están aquellos recuerdos imborrables. Mis padres con maestría lograron avivar la ilusión de los Reyes Magos en mi hermana y en mí. 
Nunca en la vida matemos las ilusiones de los niños, ahí comenzamos a destruir el mundo.

“Sigamos luchando, nuestro Consuelo está cerca…No perdamos la fe”.

Gracias por llegar hasta aquí.  Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
Contáctanos en Facebook:Padre Pablo