Baladas y Reflexiones
¿Nos estamos dejando engañar por lo que vemos a primera vista?
Hola… Cuenta la historia que un día de verano se encontraron la Belleza y la Fealdad. Estaban a la orilla del mar y una de ellas le dijo a la otra: ¿Por qué no nos bañamos en el mar? Dicho y hecho, ambas se quitaron la ropa, se metieron al mar felices y contentas, nadaron y nadaron hasta que, en un momento dado, la Fealdad sin decirle nada a la Belleza salió del agua y se dirigió a donde estaba la ropa de la Belleza, se la puso y se fue rauda y veloz.
Después de un largo rato, la Belleza sintió frío y también salió del mar, pero no halló sus vestiduras. Como era demasiado tímida para andar desnuda, no le quedó otra opción que ponerse la ropa de la Fealdad y continuó su camino por el mundo. Es así que después de haber pasado muchísimos años de esto, hoy en día los seres humanos confunden a la belleza con la fealdad. Son muy pocos los que no se fijan en las apariencias, sino que buscan el corazón, donde no existe confusión alguna. En lo profundo del corazón, más allá de los ropajes externos, la belleza es belleza. Pero también saben distinguir perfectamente a la fealdad que no engaña con sus ropas, cumpliéndose aquel antiguo dicho que dice: Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Esta semana iniciaron las clases aquí, en el colegio Nuestra Señora del Consuelo y una de las muchas preocupaciones que tengo, es poder darle a los jóvenes las herramientas suficientes para que nunca en la vida se dejen engañar por lo externo, que es circunstancial, aquello que pueda impresionar a primera vista, porque me parece que el mundo moderno vive más de impresiones que de esencias. Muchos de nosotros nos orientamos a lo fastuoso, a lo fantástico, aquello que nos deslumbra, pero que a la larga pasa y posiblemente sea muy tarde cuando nos demos cuenta de que todo aquello fue un simple espejismo.
El domingo pasado hablando de los jóvenes, te proponía crearles espacios para que ellos mismos sean capaces de construir su propia superación y sepan mirar al cielo. Esta semana te propongo crear espacios para que sepan distinguir la belleza de la fealdad.
“Cuaresma: cuarenta días para crecer en el amor de Dios y del prójimo”
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
Contáctanos en Facebook: Padre Pablo