Hola… Me llamó poderosamente la atención, no me lo podía creer: Un joven de 14 años me estaba pidiendo que le prestase la Biblia para poder “fotocopiar” unos pasajes que debía presentar en su cuaderno de religión. Posiblemente tú pienses que todo esto no es sino una exageración mía o, por otro lado, me digas: “Pero Pablo, por favor, ¿cuál es el problema? Alguien te pide la Biblia para fotocoiar un pasaje… qué tiene…”

Sigue escuchando. Le pregunto al joven: ¿tú tienes Biblia? Y me respondió que no. Y en tu casa, ¿nadie, tú y tu familia son católicos? Por supuesto que sí -me contesta- ¿qué tiene que hacer que sea católico y no tenga la Biblia? Tiene que ver -le dije-, la Biblia no es un libro, es una fuente, yo puedo vivir sin libros (a duras penas) pero puedo; sin embargo, yo no puedo vivir sin el aire que respiro y sin el agua que me vivifica, y para mí la Biblia es aire y agua que alimenta mi alma, porque es la Palabra de Dios, es Dios que me tranforma. Dios vive y vive a través de su Palabra y en la Biblia está su Palabra. Por ello, desde mi punto de vista me resulta incomprensible que un cristiano pueda pasarse sin el alimento de la Palabra de Dios que se encuentra en la Biblia.

Y no viene el caso decir que tener una Biblia es lo más fácil del mundo, cuando en nuestros hogares, por más pobre que sean, no nos falta un televisor (encendido) lógicamente, una radio…, en fin, sin restar nada, sumemos y hagámoslo con el más grande y necesario alimento del espíritu que es la Palabra de Dios, LA BIBLIA.

Si no descubrimos este “secreto”, me temo que nos hemos embarcado en otras aventuras que aparentemente serán muy fascinantes, pero que, a la larga no tendrán la fascinación de lo encontrado en la Biblia.

Por si acaso, no me digas ahora que tú tienes en tu casa una gran Biblia, que todo el mundo la ve cuando ingresa a la sala y que tiene bordes dorados y está forrado con piel auténtica de canguro australiano. Te felicito por ser algo valioso y digno de tener en cuenta a la hora de repartir la herencia entre tus hijos, pero no van por ahí mis palabras de este momento, quiero que priorices en tu vida qué es aquello que forma parte de tu eternidad y esto es: tu Espíritu, tu alma que son eternos y que su alimento es la Palabra de Dios, no lo dudes, y que la Palabra de Dios está en la Biblia no lo dudes; por lo tanto… LEE LA BIBLIA

“El Señor de los Milagros siempre será nuestro Consuelo”.  

Gracias por llegar hasta aquí.  Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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