Baladas y Reflexiones

Solos podemos mucho, con Dios lo podemos todo

2015-08-31 13:00:30
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Solos podemos mucho, con Dios lo podemos todo


Hola… En esta oportunidad, quiero aprovechar la ocasión para hablarte de dos mujeres y un hombre que vivieron a miles de kilómetros de distancia, con casi mil años de diferencia, pero que tuvieron un común denominador: EL AMOR. Lo escribo con mayúsculas porque me refiero a la expresión más certera con la que la Biblia define a Dios: DIOS ES AMOR.

Nuestros primeros invitados en esta conversación son Mónica y Agustín. Nacieron al norte de África, en un territorio dominado políticamente por los romanos, quienes influían en su forma de vida y en su relación con los dioses paganos. En la familia constituida por Mónica y Patricio, él y sus hijos eran paganos, como la inmensa mayoría, sin embargo, Mónica era una mujer profundamente cristiana y en su corazón anidaban las enseñanzas de Jesús, las cuales transmitió a sus hijos desde niños a pesar de no haber sido bautizados.
Por caminos diferentes, la madre cuidaba del hogar, pero siempre pendiente de sus hijos. Agustín, con el paso de los años conquistó las más elevadas metas del éxito y llegó a convertirse en el más ilustre abogado del Imperio.

Mónica buscaba la conversión de su hijo y Agustín su medro personal. Sin embargo, ambos encontraron un día la plenitud de sus vidas. Encontraron a Dios y desde él irradian para la Iglesia un ejemplo de vida, tenacidad, perseverancia y un mensaje claro: solos podemos mucho, con Dios lo podemos todo.

Mil años después de Mónica y Agustín, cruzando a otro continente, encontramos a Rosa, una mujer que ha traspasado los siglos y ha sido capaz de mantener vivo su mensaje cristiano, a pesar de los enormes cambios de la sociedad. Unidos a Cristo, la fortaleza del alma es infinita y todos los sueños se pueden hacer realidad.

Mónica, Rosa y Agustín, en estos días nos hacen recordar que su camino no está cerrado, al contrario, está abierto para que nosotros, en el siglo XXI, sin cambiar un ápice de sus vidas, podamos tomarlos como modelos para llegar a Cristo.

A nivel personal, quisiera que estas líneas representaran el ramo de rosas que todos los años le llevo a su convento a la Santa, a petición expresa de mi madre quien al igual que yo es muy devota.

Él se enamoró de sus flores y no de sus raíces, y en otoño no supo qué hacer…

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

Escucha Baladas y Reflexiones con el Padre Pablo
Todos los domingos de 9 p.m. a 1 a.m.
 

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